Tic Tac Crash

...Que estaba harta. Éso es lo que estaba diciendo. Diciéndoselo a nadie, pero queriendo transmitírselo a todo el mundo, de una forma velada. A un mundo que como de costumbre no escucha, no ve, no habla. Sumido en la inmensidad de su propia existencia, ahogado en su ensordecedor bullicio, ¿Cómo va a oír la queda voz del que no habla?
"Sí, ¿Cómo va a oírme?" se decía. Se daba una excusa. Una excusa tan barata, que hasta ella lo sabía, pero con la que se aplicaba un bálsamo protector, sin aceptar su consciencia. Consciencia, hay que decir, quizá demasiado activa, pero a la vez aletargada, que era incapaz de encontrar una sola respuesta las dudas que la asaltaban.

Que estaba harta decía, mientras ocupaba su tiempo en uno de esos días en los que por muchas cosas que se hagan, no se hace nada; y, más que pasando el tiempo, asesinándolo, de una manera cruel y pringosa. Pringosa.

Pero, ¿Harta de qué?
También estaba harta de ésto.

Exangüe quedó su pensamiento, y Pingües sus dudas.